Por Luis Bustillo
Hay funcionarios y legisladores que dicen públicamente que es casi imposible contaminar con uranio y que su explotación no es peligrosa. Y hay otros, que se autodenominan asambleístas, que dicen lo contrario, o sea que el uranio contamina y que su explotación es peligrosa.
¿Cuál es la verdad? ¿Hay evidencias en las cuales podamos apoyarnos?
Este año el Banco Mundial y luego de diez años de gestión, otorgó a la Comisión Nacional de Energía (CNEA), un crédito por varios millones de dólares para que remedien las minas de uranio que se explotaron en la Argentina o sea para que puedan acondicionar los residuos tóxicos que dejó la explotación del uranio en Huemul y Malargüe en Mendoza; Córdoba y Los Gigantes, en Córdoba; Tonco en Salta; Pichiñán en Chubut; Los Colorados en La Rioja y La Estela en San Luis, a los fines de impedir que puedan ser arrastrados por el agua o el aire contaminándolos y a su vez contaminando poblaciones, ganados y plantaciones.
Evidencia 1: si los residuos no fueran peligrosos, el Banco Mundial no habría otorgado semejante crédito.
Conclusión 1: los residuos que deja la explotación del uranio son peligrosos.
La CNEA creó el PRAMU (Proyecto de Restitución Ambiental de la Minería de Uranio), que es el área dedicada a la remediación de las minas. Si no hiciera falta dicha restitución ambiental no tendría ningún sentido que se haya creado esta área.
Evidencia 2: la CNEA hoy es consciente de que las minas de uranio luego de ser explotadas, o mejor aún, simultáneamente, deben ser remediadas para evitar la contaminación del ambiente y sus recursos naturales.
Conclusión 2: la CNEA sabe que si no se trabaja seriamente, la contaminación es insoslayable.
Además hay que saber que la Comisión de Energía Atómica no remedió ninguna de todas las minas de uranio que se explotaron en el país y algunas de ellas se terminaron de explotar hace más de treinta años.
Evidencia 3: la CNEA hasta el presente no es ninguna garantía para evitar la contaminación de los pueblos.
Conclusión 3: no podemos dejar en manos de la CNEA la preservación de nuestra naturaleza y de nuestros recursos vitales.
La única mina de uranio que el PRAMU comenzó a remediar los residuos de la explotación, es la de Malargüe en Mendoza, y actualmente están suspendidos los trabajos por falta de fondos.
Dicha mina se terminó de explotar en el año 1986. Entre las obras realizadas y en ejecución, según información de la misma CNEA, figura la descontaminación y la rehabilitación del área.
Evidencia 4: si tuvieron que descontaminar es debido a que se había contaminado durante la explotación.
Conclusión 4: desde hace más de 20 años la zona se encuentra contaminada a la espera de que se completen los trabajos de restitución. Actúan aceleradamente para extraer el uranio y lentamente para descontaminar el sitio explotado.
Según estas evidencias, los asambleístas tienen razón.
Por lo tanto, desde mi punto de vista, la explotación del uranio es peligrosa y puede contaminar el agua y el aire, con sustancias tóxicas y radioactivas y en consecuencia dañar la salud de nuestra población en Sanagasta y en la ciudad de La Rioja.
Luis Bustillo - Inge. Agrónomo y vecino de Sanagasta y de la ciudad de La Rioja
email: bustillo@arnet.com.ar
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