Qué será de nuestros jóvenes cuando la minería a cielo abierto nos deje sin agua. Primera Parte
El Viernes 5 de Diciembre pasado participé del Acto Académico de entrega de Diplomas a egresados y egresadas de 6º Año de la Escuela Normal Superior “Joaquín V. González”, mi inolvidable escuela. El Acto, conducido con muy buena dicción y aplomo por dos alumnos, un varón y una mujer, creció en emotividad hasta culminar con los 91 egresados en el escenario que, con ingeniosos globos luminosos en sus manos, entonaron una canción. En ese instante, mirando el público que colmaba el patio y las galerías laterales con respetuoso silencio y lágrimas en los ojos, comprendí cuánta razón tenía Don Joaquín cuando al asumir la Presidencia de la Universidad Nacional de La Plata por él creada dijo: “…ya que las escuelas y las universidades sienten latir perpetuamente en sus recintos el Alma de La Patria.” Mirando esos 91 pares de ojos irradiando ternuras, inquietudes y esperanzas, me pregunté y pregunto, ¿qué será de ellos cuando en su casa abran una canilla y griten: ¡Papá, no tenemos agua!
Si se concretan los proyectos de nuestros actuales mandatarios relacionados con la minería metalífera con uso de sustancias químicas y/o voladura masiva de rocas que generan drenaje ácido, ese día no está lejano. El agua es un recurso escaso en nuestra provincia y cuesta mucho obtenerla. Miren sino sus facturas de la empresa Aguas de La Rioja que atiende a 7 de cada diez riojanos. Un productor debe pagar $1500 mensuales por un pozo, lo use o no. El acueducto del Famatina provee el 20% del agua que se consume. El 80% restante viene también del Famatina, pero hay que extraerla de 280 metros de profundidad con bombas que cuestan $60.000 y que con 165 HP consumen $ 30.000 en energía eléctrica mensual. Mejorar esta relación requiere ejecutar las obras de captación en el sector de las altas montañas, obras de las que nuestros mandatarios ni siquiera hablan cuando debieran ser prioritarias. Sí hablan del desarrollo minero, ocultando el daño que causan intencionadamente. Hablan de progreso y de obtención de recursos cuando en realidad se destruirá la naturaleza. Hablan de ganancias pero los recursos obtenidos no van a nuestro pueblo ya que las ventas se hacen en el exterior y las divisas quedan allí; por el contrario, les tenemos que pagar por el uso de nuestros puertos y regalarles el agua, la energía eléctrica y los combustibles a cambio de la contaminación y la muerte. Hablan de tecnología de avanzada pero ocultan la minería irresponsable que nos consumirá gratuitamente el agua, un recurso no renovable y la poca que quede, quedará contaminada de cianuro. Hablan de las maravillas que veremos, como espejitos de colores, pero ocultan que la minería a cielo abierto es una actividad industrial que consiste en la remoción de grandes cantidades de suelo y subsuelo que es procesado posteriormente para extraer el mineral. Ocultan que este tipo de minería utiliza grandes cantidades de cianuro, sustancia altamente venenosa, que permite recuperar los metales del resto de material removido. Ocultan que como parte del proceso se cavan cráteres gigantescos que llegan a tener 150 hectáreas de extensión y hasta 200 metros de profundidad. Ocultan que para extraer 0,28 gramos de oro las compañías mineras necesitan remover y destruir una tonelada de suelo. Ocultan que se utilizan grandes maquinarias o de gran porte como camiones caterpiler y cantidad de grandes explosivos modificando y devastando radicalmente el entorno. Ocultan que críticos análisis científicos (especialmente eco-química, en ecosistemas biogeográfícos, hidrológicos y geoquímicos) demuestran enfáticamente que el proceso de cianuro para la extracción de oro no puede ser aceptado, por sus daños irreversibles al ecosistema. Ocultan que los análisis económicos y las experiencias mundiales indican que las actividades de los principales productores de oro (por ejemplo: Anglo Gold, South Africa; Gold Fields, South Africa; Rio Tinto, UK/Australia; Newmont, USA; Barrik, Canada; Placer Dome; Canada; BHP, Australia; Normandy, Australia) están concentradas en países pobres y regiones con bajos costos de producción e insuficientes estándares legales y de control y que las ganancias de corto plazo (más trabajo), son siempre seguidas de una permanente caída de calidad de vida comparada con los estándares previos. Ocultan que la mina destruye, a largo plazo, las necesidades básicas de vida y ponen en peligro una alimentación adecuada. Finalmente nuestros mandatarios ocultan que la Declaración de Berlín sobre la contaminación por cianuro en minas de oro del 18/2/03 concluye: “El dinero estatal destinado por los gobiernos para la promoción de proyectos para minas de oro deben ser parados y donde es necesario, las personas afectadas deben recibir compensación.”
Con estos datos a la vista pregunto: ¿por qué Herrera, gobernador; Herrera, diputada nacional; Romero, concejal por Chilecito – por mencionar sólo tres “mandatarios” – traicionando el “mandato” popular, propician la minería irresponsable y la destrucción de la naturaleza usando los dineros públicos para lograr la sumisión y el silencio?; ¿por qué los 23 diputados riojanos no cumplen la ley 8139 para aclarar el robo perpetrado por YAMIRI SA y el acuerdo con la Barrick Gold, propician la Convocatoria establecida por la anulada Ley 8138 y discuten y sancionan la ley de prohibición de explotación minera en nuestra provincia, proyecto presentado por las asambleas en noviembre de 2006? ¿Por qué los fiscales no llevan a los estrados judiciales a nuestros funcionarios nacionales y provinciales para que dejen de entregar los bienes comunes de los ciudadanos y para parar el genocidio que se está produciendo en nuestra Cordillera de Los Andes y el saqueo y la contaminación que provocan las transnacionales mineras amigas del poder político de turno?
Jesús Matías Filomeno Ocampo
DNI 4640262
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