domingo, 23 de noviembre de 2008

Romina Picolotti ¿olvidadiza? ¿amnésica? ¿agiornada? o ¿Corrupta?


QUÉ PENSABA ROMINA PICOLOTTI HACE APENAS 3 AÑOS

En Nicaragua, comenzó a gestar la idea de vincular derechos humanos y ambiente y de hacer visibles a las que hasta ese momentos eran “víctimas invisibles “.

Desde Gral. Alvear - Mendoza

Lo que sigue es copia textual de un artículo publicado en la revista RUMBOS, el domingo 18 de diciembre de 2005.

POR ROMINA PICOLOTTI, ESPECIALISTA EN 

DERECHOS HUMANOS Y AMBIENTE

 "VER LO INVISIBLE"

En Nicaragua trabajé en casos de derechos humanos de comunidades indígenas y noté una relación entre estas comunidades y la tierra, que los instrumentos de derechos humanos no contemplaban. Como estos instrumentos no fueron redactados por indígenas, no tenían esa cosmovisión. Además no fueron redactados para atender a problemáticas de derechos colectivos, sino individuales. Hasta entonces no me había dedicado al derecho ambiental, pero estos casos me hicieron pensar en todos los derechos presentes en el derecho internacional ambiental que no se utilizaban en el mundo de los derechos humanos. La degradación ambiental produce violaciones a los derechos humanos, y es fácticamente comprobable, pero sus víctimas son invisibles para el mundo de los derechos humanos y el derecho ambiental no tiene hoy tribunales internacionales donde uno pueda ir a reclamar por sus derechos frente a los abusos de un Estado.

Cuando regresé a la Argentina , quería crear una ONG que trabajara en acceso a la justicia en derechos humanos y ambiente. No había en el mundo otra ONG que intentara vincular ambos movimientos y defender a estas víctimas invisibles. Logramos que algunas fundaciones creyeran en la idea y en la capacidad del equipo y en 1999 fundamos el Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA), que trabaja de varias formas. En el área de acceso a la justicia ofrece asesoramiento y representación legal gratuita en casos que vinculen derechos humanos y ambiente. A esta área pertenece la “clínica jurídica”, una residencia de práctica profesional en la que chicos de los últimos años de las facultades de derecho y abogados jóvenes asesoran y litigan en casos de interés público en los que trabajamos. Los chicos se llevan el vínculo entre derechos humanos y ambiente, que no se enseña en las facultades de derecho, y un sentido social. Si uno maneja el derecho, que es un arma importante, social, de cambio, de transformación de políticas públicas, entonces es importante que devuelva a la sociedad de alguna manera lo que la sociedad le ofreció.

Tenemos también un área de asesoramiento en legislación, una de capacitación a abogados y un área de derecho a la información y participación. Hay también un área de monitoreo de instituciones financieras internacionales donde tratamos que estas instituciones respondan por los préstamos otorgados cuando estos préstamos condicionan o terminan en violaciones de los derechos humanos.

Trabajando en CEDHA nos encontramos con que además de la invisibilidad de las víctimas, en la mayoría de estos casos uno se enfrenta a importantes intereses económicos. Esta cuestión económica aumenta la vulnerabilidad de las víctimas y se acrecienta en períodos de crisis y en países pobres. Las crisis influyen en la falta de recursos económicos  para defenderse de las pandemias ambientales y en el hecho de que en el afán y la necesidad de desarrollarse, a veces sólo se ve el corto plazo. También están todos los mitos, que aparecen con las crisis económicas, sobre que los ambientalistas están en contra del desarrollo o de la economía. El gran desafío es salir de la pobreza con un desarrollo que sea justo y equitativo.  Porque el desarrollo focalizado exclusivamente en la explotación irracional de los recursos naturales para sacar dinero hoy para unos pocos termina generando mayor pobreza para muchos.

 

PERFIL

Romina Picolotti es cordobesa y comenzó a trabajar en derechos humanos ayudando a su padre abogado. Como alumna de la Universidad Nacional de Córdoba, se acercó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y allí se sumergió “en lo que significaban los abusos a los derechos humanos en América latina”.

Viajó a Haití en una misión de Naciones Unidas y trabajó dos años en el programa de reforma judicial en Camboya, donde un genocidio terminó con la mitad de la población. En Nicaragua, comenzó a gestar la idea de vincular derechos humanos y ambiente y de hacer visibles a las que hasta ese momentos eran “víctimas invisibles “. De vuelta en la Argentina fundó su ONG. Fue premiada por la Bolsa de Comercio de Córdoba como joven sobresaliente 2005.

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