viernes, 21 de noviembre de 2008

Carta a la ciudadana Presidenta

En octubre, Adolfo Peréz Esquivel escribió una carta pública a Cristina Fernández de Kirchner. Transcribimos parte del contenido del escrito elaborado por el Premio Nobel de la Paz

Mientras muchos intelectuales argentinos resignaron su capacidad crítica con el único propósito de apoyar ciegamente a un gobierno que oscila entre una tenue defensa de los intereses nacionales y la férrea defensa de los interesas de los grandes grupos económicos, con fecha 9 de octubre, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, escribió una carta abierta dirigida a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, donde realiza distintas observaciones sobre la situación social del país.

En uno de los primeros párrafos del escrito, Esquivel recuerda que “la resistencia y luchas por los derechos de nuestro pueblo son muchas veces tensas y conflictivas, pero también poseen el sabor de la esperanza al poder avanzar y acompañar el despertar del pueblo y la alegría de ver que muchos sectores sociales asumen su propio camino y son protagonistas y constructores de su propia vida y de su propia historia”.

El impulsor de la Fundación Servicio Paz y Justicia Argentina se refiere al todavía latente conflicto entre el gobierno y el campo. En este sentido, Esquivel expresa que “el conflicto con los empresarios agropecuarios es un ejemplo para tener en cuenta. Cuando tocan sus intereses no miden las consecuencias, siendo el pueblo quien recibió las cachetadas de todos los lados. Esos sectores continuarán presionando y buscan debilitar al gobierno. Utilizan métodos de desestabilización y agudización del conflicto. Los del “campo” amenazan con nuevos paros y aunque no lo dicen públicamente, se siente un fuerte tufillo golpista. Hay que rechazar cualquier intento en esa dirección y hay que hacer memoria para iluminar el presente”.

Esquivel, sin embargo, recuerda que “no se puede involucrar a todos los trabajadores agropecuarios en la misma política desestabilizadora, como así también el gobierno debe cambiar su actitud y asumir sus errores y saber diferenciar a los pequeños y medianos productores rurales y tener presente que muchos de ellos pasan por serias dificultades y que tienen el derecho de reclamar soluciones justas”.

¿Y EL PUEBLO?

A continuación, Esquivel reflexiona sobre algunas medidas de la “gestión K” que circulan por carriles bien distintos a los de un gobierno que se autoproclama “nacional y popular”.
“Pero también debo decirte que me preocupa no saber hasta dónde le interesa al gobierno, el pueblo. Una cosa son los discursos y otra los hechos. Las contradicciones son grandes. Por un lado, anuncias con gran publicidad que el gobierno ha decidido el pago de la deuda externa, al Club de París, deuda que bien sabes es inmoral, injusta e ilegítima, y como dice el maestro Caloi, el único deporte que práctica ese club es la ‘bicicleta financiera’. En tu viaje al corazón del mundo financiero en bancarrota de EE.UU., un gran país que perdió el rumbo, anuncias que se va a pagar a los bonistas que quedaron fuera del canje. Y todos aplauden y se asombran como monitos adiestrados, pero exigen más y más.

“¿Qué esperas de esa política? ¿Que si haces bien los deberes que te imponen los que mandan, recibirás como regalo que el país sea aceptado en el sistema financiero capitalista y recibir préstamos que el país deberá devolver con intereses y la deuda seguirá creciendo hasta lo infinito y que las nuevas generaciones deberán pagarla?. Hay que pedir al Tata Dios que nos libre de semejante suicidio político y económico. En ese circuito vicioso el que siempre pierde es el pueblo”, advierte Esquivel.

En la carta, el Premio Nobel de la Paz también menciona que “el ex presidente Kirchner decidió pagar al FMI y la situación del país no ha mejorado, por el contrario, ha transferido dinero del pueblo sin ninguna consulta y ha aumentado la pobreza, el desempleo, el analfabetismo”. 

“Nos preocupa que insistas en continuar la misma política de entrega pagando la deuda externa con el hambre del pueblo y suma a los bonistas buitres, a los que el gobierno juró y re-juró que no se pagaría, que quedaban fuera del canje, pero ahora encajan. Nuestras luchas fueron y son para defender la vida y la dignidad de cada persona y del pueblo, restablecer el Estado de Derecho y participación democrática, para que las nuevas generaciones tengan una vida justa y en libertad. No para ser sometidos y dominados”, agrega un lúcido Pérez Esquivel.

¿Y LOS DERECHOS HUMANOS?

En el escrito se dedican varios párrafos al tema de los derechos humanos. El autor de la misiva pública advierte a la presidenta que “los gobiernos pasan y los organismos de derechos humanos y sociales trascienden las coyunturas políticas y su credibilidad social es la coherencia entre el decir y el hacer; en el compromiso día a día con el pueblo y en su independencia de los poderes de turno”.

“Nadie es dueño de los derechos humanos. Lo más que podemos aspirar es ser sus servidores, que nos permite construir espacios de libertad y participación en la construcción democrática, en la memoria colectiva, en la defensa de la vida y la dignidad de las personas y los pueblos.

“Lamento ciudadana presidenta que no tengas la capacidad del diálogo. Has optado por actuar políticamente en la confrontación, y no es buen camino. Dialogás únicamente con quienes son obsecuentes y consecuentes con las políticas del gobierno y el modelo de país que pregonas en tus discursos. Pero la realidad marca que nuestro país está sometido, entregado, malvendido y devastado; y el gobierno está profundizando la política neo-liberal que llevó a la perdida de la soberanía y donde se violan sistemáticamente los derechos humanos. Hay que despertar y ver la realidad”.

Pérez Esquivel considera que “los derechos humanos deben ser comprendidos en su integridad, como parte indivisible de la construcción democrática. No se agotan en la terrible dictadura militar que sufrimos, tanto en nuestro país como en todo el continente”.

OTROS FRÁGMENTOS

“Sabes que el poder real no está en los gobiernos. Pero son los gobiernos quienes tienen que recuperar el poder para gobernar con equidad, al servicio del pueblo y no continuar con el despojo impuesto por quienes entregaron el país a manos del capital financiero internacional. Recuperar la soberanía nacional es el gran desafío.

“Algunos compañeros gobernantes en América Latina lo están haciendo. Es cierto que tienen dificultades frente a los poderes mafiosos nacionales e internacionales, pero están logrando avanzar en la construcción de nuevos paradigmas de vida para sus pueblos, son ejemplos que debemos valorar en la lucha por la recuperación de la soberanía.

“No voy a señalar en esta carta lo ya dicho en la anterior, donde planteo ejes medulares que es necesario superar. Para lograrlo hace falta mucho coraje y fortaleza de convicciones y la mística transformadora para superar la pobreza, preservar el medio ambiente y luchar contra el despojo de las tierras a nuestros campesinos e indígenas. Esto no se puede postergar. Es urgente y hay que asumirlo antes que sea tarde.

Te reitero el fraterno saludo de Paz y Bien deseándote mucha fuerza y esperanza”.

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