En el informe se detallaban una serie de recomendaciones, en las que se consignaba, entre otras, el permanente monitoreo del caudal y el control de las acciones humanas en las áreas petroleras, forestales y ganaderas y en los sitios de extracción de áridos.
Pero nada de esto se hizo y el alud del lunes llegó sin aviso previo. No fue el único, ya que hubo otros desastres y en el 2002 también otro informe de los investigadores Novillo y Sarandini había señalado al departamento de San Martín "como una de las áreas del NOA con inestabilidad territorial muy alta y de mayor susceptibilidad a la erosión".
El informe fue actualizado ayer por la rectora de la UNSA, ingeniera Stella Pérez de Bianchi, y por la ingeniera en recursos naturales Gloria Plaza, quienes coordinaron el equipo para el estudio pedido por el ex intendente de Tartagal, arquitecto Darío Valenzuela, luego del desastre de 2001.
Ayer, se anunció también que la casa de estudios pidió a la Corte Suprema de Justicia de la Nación la inconstitucionalidad de la ley de ordenamiento territorial recientemente promulgada.
La foto de un camino cercano a la cumbre donde se ve un cerro abierto por una petrolera sirvió para ilustrar el efecto erosivo provocado por esa obra. Allí es notoria la falta de verde en la ladera que contrasta con otras franjas, a lo que se suman defensas para evitar que piedras, troncos y otros materiales caigan sobre el camino. Pero cuando el torrente es fuerte arrastra todo para abajo.
El diagnóstico de 179 páginas alude a la falta de registro pluviométrico. Los últimos datos son de la época del ferrocarril por lo que se recurrió a los disponibles en fincas de la zona. Se advierte además que si bien este año no hubo muchas precipitaciones, la acción humana al abrir caminos, deforestar y permitir el pastoreo sin control torna al suelo muy vulnerable a las lluvias ya que la cobertura vegetal ha sido alterada en zonas de grandes pendientes.
Las recomendaciones incluyen pautas de prevención para un alerta temprano a la población, acciones para reducir la vulnerabilidad de los asentamientos humanos y de la infraestructura, obras correctoras en la cuenca y el reordenamiento territorial a lo largo del cauce, entre otras medidas. Con relación al aluvión del lunes, la ingeniera Plaza lo atribuyó al endicamiento del agua en un cerro que provocó el deslizamiento hacia el río que lo convirtió en un alud, algo semejante a lo ocurrido en la Misión Yacuy.
Fuente: Diario La Nación
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