El Planeta entero está sufriendo catástrofes ambientales cada vez con mayor asiduidad. Sequías, huracanes, incendios, inundaciones, terremotos y muchos otros fenómenos de este tipo se están acrecentando en cuanto a su periodicidad y energía.
Lamentablemente muchos de nuestros gobiernos insisten en ponerles el mote de “catástrofes naturales” cuando está clara la directa relación entre las actividades humanas y estos terribles acontecimientos.
Se busca, con este método, exonerar de culpa y cargo a las actividades irresponsables de las empresas que, con connivencia de los gobiernos de turno, están abusando de la explotación de los recursos naturales hasta límites inconcebibles.
Catástrofes ambientales como la que está ocurriendo en estos momentos en la Provincia de Salta, Argentina, son producto de los desmontes que viene sufriendo la región desde hace años con el fin de explotar los recursos madereros y ampliar la superficie agrícola, esencialmente para la producción de soja y, por supuesto, del Cambio climático global.
Ya hemos sufrido en el país, en abril del 2003, el anegamiento bajo las aguas de prácticamente la totalidad de la ciudad de Santa Fé, una de las de mayor densidad poblacional del país y, en ese momento, tampoco desde las autoridades locales se admitió la relación de esta tragedia con las actividades agrícolas y forestales de la zona.
La reducción de la masa boscosa afecta seriamente a la regulación climática, ya que los bosques actúan como una esponja natural, absorbiendo el agua de las precipitaciones y es fundamental para la conservación de los suelos.
Argentina está pagando el precio de ser un país cuyos recursos naturales son explotados de forma totalmente descontrolada y sin ningún tipo de regulación por parte del Estado.
La provincia de Salta, relativamente pequeña en cuanto a sus dimensiones, ha desmontado ya cerca de un millón de hectáreas de bosques en los últimos diez años y las consecuencias están a la vista.
Pero este mismo esquema, lamentablemente, se reproduce desde hace años en muchas otras provincias del país y en muchos otros países de la región.
La explotación excesiva de los recursos naturales es pan para hoy (solo para unos pocos) y hambre para mañana (especialmente para los sectores de menos recursos).
El 28 de noviembre de 2007 tras una campaña que logró juntar un millón y medio de firmas, fue sancionada la Ley de Bosques, un elemento que podría paliar esta situación y ser importante para la preservación de este recurso, ya que establece que las provincias no pueden emitir nuevos permisos de desmonte, hasta tanto no realicen un Ordenamiento Territorial de sus zonas boscosas. Sin embargo, a más de un año de su sanción, el Poder Ejecutivo (La presidenta Cristina Fernández de Kirchner) aun no la ha reglamentado, por lo que la misma no ha entrado en vigencia.
Es imperioso detener este saqueo de los recursos naturales del que cada uno de nosotros está siendo víctima, si queremos conservar una Latinoamérica libre, soberana y por sobre todas las cosas, habitable.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio - Director del Equipo de Redacción EcoPortal.net
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